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Fondo de Resguardo Profesional - Articulos de Interés

Mala Praxis: ¿un problema del médico o de la sociedad?
Impacto económico y social de la industria del juicio por mala praxis médica


Hablar de MALA PRAXIS estremece a médicos, aseguradoras, instituciones y empresas vinculadas al sector salud; pero no solo estos actores son los afectados; la realidad nos fue demostrando crudamente que la problemática de este fenómeno no se restringe exclusivamente a las fronteras del derecho y de la medicina, sino que ha impactado con efectos reales sobre toda la SOCIEDAD.
La temática de los juicios por "mala praxis" médica es de dominio público, pero lo que trasciende, es solamente la punta de un inmenso iceberg problemático que afecta directamente a un extenso sector de la comunidad médica; también sus efectos se trasladan inevitablemente al sistema de salud en su conjunto, con una impresionante repercusión fundamentalmente económica y también social, por lo que deja de ser un problema sectorial para convertirse en un serio problema social y político.

Podemos definir la mala praxis médica como la existencia de una conducta negligente, inexperta o imprudente del profesional médico o de la organización (estatal o privada) dedicada a cuidar la salud de las personas, que causa en forma directa una lesión o la muerte de un paciente. El común devenir de los procesos judiciales y las estadísticas nacionales e internacionales ha demostrado que mucho menos del 20 % de todos los procesos iniciados contra los médicos terminan con una sentencia condenatoria. Sumado esto a las desorbitadas cifras de los reclamos judiciales, y la enorme diferencia en menos entre lo que solicitan los actores y lo que regulan los jueces llegada la sentencia, dejan trasuntar que todo este fenómeno no es más que la utilización y manipulación desaprensiva del riesgo propio derivado del ejercicio de la medicina, con el exclusivo fin de lucro.

Es por eso que se ha discutido hasta el hartazgo la errónea utilización generalizada del término "mala praxis", pero por mal que nos pese a los médicos, el folklore popular y la "industria" del juicio han hecho que para la sociedad en general, todo resultado adverso o evolución no esperada en el trascurso de una enfermedad se convierta inexorablemente en MALA PRAXIS, aunque en realidad no lo sea, y así se demuestre en sede judicial. Igualmente todo el proceso jurídico trae aparejado un alto costo fundamentalmente económico, que se termina pagando invariablemente y en gran medida con recursos que salen del presupuesto general de la salud pública.

Por eso decimos que esta desmedida litigiosidad trae efectos reales sobre toda la sociedad, que generalmente pasan inadvertidos para el común de la gente, que no se entera del problema hasta que le toca tener que recurrir a un hospital, la obra social o su prepaga. Alguien se preguntó ¿cuánta escasez y falencias hospitalarias se podrían solucionar con las millonarias cifras que se lleva "la mala praxis"? , o ¿cuánto es el porcentaje de su cuota de prepaga que se destina a pagar los costos de los reclamos judiciales y no a la atención médica?

Los montos económicos que se mueven en derredor de este fenómeno son siderales, las cifras que se manejan en todo el mundo en torno a esta suerte de industria del juicio por mala praxis nos muestran claramente que se trata de un verdadero "negocio", que mueve millones de dólares, y lejos dista muchas veces, de ser una desinteresada búsqueda de justicia, por parte de una sociedad requirente de la misma. Este fabuloso "negocio", esta fomentado por distintos actores sociales que ven en él un formidable medio de vida; estos mismos grupos son los que se empecinan en negar la existencia de esta "judicialización industrializada de la medicina", pero la realidad es que no existe ningún otro profesional ni ninguna otra actividad laboral o empresarial que soporte semejante avalancha de juicios.

Para tener una idea de la magnitud del fenómeno es interesante evaluar datos estadísticos tanto nacionales como internacionales.

Qué mejor que evaluar los datos de los EEUU de Norteamérica, país donde se inició este fenómeno en los años `70 y donde más se lo ha estudiado. Un reporte publicado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) del Gobierno de ese país, revela que los costos de la "mala praxis" crecieron un 11,6 % por año desde 1975.

En los últimos 2 años las compañías de seguro han aumentado las primas por responsabilidad médica entre el 25 y el 400 %. El mismo informe revela que el pago medio de las indemnizaciones aumentó el 43% en los últimos años.

De acuerdo con estimaciones del HHS, los juicios por Responsabilidad Médica agregan al costo del sistema de salud norteamericano, entre 60.000 y 108.000 MILLONES DE DÓLARES AL AÑO. Esto implica mayores primas de seguro médico y costos médicos más altos para los estadounidenses y para el gobierno federal, que deriva en un tercio del total del gasto en salud que es pagado por los programas Medicare y Medicaid.

Un informe de la Secretaría de Estado del Estado Nevada revela que las demandas por mala praxis ya le cuestan 809 dólares anuales a cada uno de los habitantes de ese estado norteamericano.

Para ser más ilustrativos podemos considerar que el costo ANUAL de la Mala Praxis en el país del norte, equivale prácticamente a la deuda externa de Argentina.

Los números manejados en Estados Unidos y Argentina presentan diferencias abismales debido a los diferentes contextos económicos y realidades estructurales históricas. Pero más allá de las brechas monetarias en ambos países los gastos en honorarios de abogados, pericias, cobertura de seguros, costas y juicios perdidos o ganados son exorbitantes, y en nuestro país están totalmente desfasadas en relación al gasto en salud y a la realidad económica argentina.
Un estudio realizado por la fundación ISALUD revela que en Argentina entre 1970 y 2001, el sector erogó entre condenas, honorarios, conciliaciones y gastos de justicia la suma de 1088 MILLONES de DOLARES, que resulta de la suma de 664 millones en casos con condena dictada o probable, más de 166 millones en casos conciliados y los 258 millones de dólares gastados en costas de juicios ganados. Del total de esta cifra, 890 MILLONES DE DOLARES se concentraron entre 1991 a 2000 (en el escenario previo a la pesificación).

Este mismo estudio señala que el cálculo del costo de los juicios por mala praxis, de seguir esta progresión, alcanzará para esta década (2001 a 2010) los 4380 MILLONES DE PESOS. El costo anual fue aumentando progresivamente hoy por hoy se calcula en 400 millones de pesos al año.
Es importante destacar que en este análisis no se ha tenido en cuenta el costo de las primas de los seguros ni el costo de la llamada "medicina defensiva", lo que elevaría considerablemente los valores de estas ya desorbitadas cifras.

También es sumamente preocupante la evolución de este fenómeno con el correr de los años, la tendencia de los juicios de mala praxis ha aumentado en forma casi exponencial. Un análisis propio de nuestro Fondo de Resguardo Profesional nos muestra que en los últimos 10 años los juicios aumentaron en 1000 %.

En el análisis global que ha realizado la fundación ISALUD, también se manifiesta este aumento exponencial en la cantidad de juicios, y el estudio estadístico proyectado para esta década, que ya hemos largamente promediado, es aún más alarmante, donde se estima se acumularán alrededor de 154.000 juicios.

Esta curva de crecimiento en la cantidad de juicios y en los costos que generan no guarda relación alguna con la curva que muestra el crecimiento del Gasto General en Salud del país. Acorde a datos del Ministerio de Economía de La Nación el presupuesto de Salud de Nación para el año 2005, aumentó o creció en apenas 0,2 % respecto del año 2004.

Lo que la sociedad en general no tiene en claro es que el dinero de la "mala praxis" sale en gran medida del Gasto General de Salud, este gran negocio para unos pocos, lo termina pagando no solo el médico o las empresas prestadoras ; lo termina pagando toda la sociedad. Los costos en salud se han incrementado profundamente en solventar gastos no relacionados con la atención médica, por el pago de indemnizaciones millonarias, costosos seguros, abogados, consultoras, gerenciadoras de riesgo etc., y el presupuesto de Salud del país, tanto privado como estatal, no se ha incrementado de ninguna manera en relación a estos, lo que se traduce necesariamente en un deterioro de la calidad de la prestación médica.

A modo de reflexión cabe citar lo que en cierto modo ya fuera explicitado anteriormente , que de acuerdo al análisis efectuado por la fundación ISALUD, el costo por los reclamos de mala praxis en la presente década ascenderá a casi 4400 millones de pesos, es decir aproximadamente 440 millones de pesos al año. Si tomamos en cuenta el incremento del presupuesto anual de salud de nación del año 2005 respecto del año 2004, vemos que, el aumento de este presupuesto es de apenas algo más de 4.400.000(cuatro millones cuatrocientos mil) pesos, que representa escasamente el 10% de lo que se va a gastar en "mala Praxis" en ese mismo año.

Es menester considerar que en el cálculo de ISALUD, no se tiene en cuenta el gasto en "medicina defensiva", entendiendo por esta todos los estudios y procedimientos que se solicitan y realizan sin ser absolutamente necesarios y con el exclusivo motivo de "cubrirse legalmente"; existiendo coincidencia en todos los sectores que el incremento en los costos económicos por este motivo es altísimo. No he encontrado estudios ni datos precisos que cuantifiquen esta variante, que sin duda es muy significativa, pero la asociación que nuclea las entidades de medicina prepaga, estima que la "medicina defensiva" genera un sobrecosto de entre un 20 y un 25 % del gasto en salud (La Unión,Nº2545-03/02/04) .

Tampoco fue tenido en cuenta en el referido estudio efectuado por ISALUD, el costo de las primas de seguros de responsabilidad civil médica, tanto de profesionales como de instituciones públicas y privadas, que también encarecen innecesariamente el costo de la prestación médica. La compañías de seguros facturarían unos 45 millones de pesos al año, por este concepto.(Organización de Seguros Nieva, Blanco y Asociados . 2005)

Un dato muy significativo y que el gran público ignora es que solo un pequeño porcentaje de los montos que moviliza el tema de la responsabilidad profesional, llega a manos de los damnificados de los resultados adversos de la práctica médica. Un cálculo efectuado en nuestro país revela que del total de la indemnización para cada caso, solo el 43% llega al damnificado y el 57 % restante son costas y honorarios de abogados.

La revista New England Journal of Medicine analizó una muestra de juicios de 10 años, este estudio muestra que aún en los casos donde no se pudo probar la negligencia médica, los reclamantes igual recibieron dinero en el 43 % de los casos, es evidente que también el dinero va a manos equivocadas.

De lo que se paga, los honorarios legales suelen superar el 30 % llegando en casos al 33 %.
Como así también, solo el 28% de lo que se gasta en Seguros va a parar a las "víctimas", el 72 % restante se gastaría en impuestos, gastos legales, administrativos y de comercialización.
Si efectuamos un análisis completo de los costos del " fenómeno de la mala praxis" teniendo en cuenta, sentencias, acuerdos, mediaciones, seguros, abogados, gerenciamientos, costo administrativo, comercialización, costas y la llamada medicina defensiva, llegamos a la conclusión que de todo este fenomenal negocio que mueve millones de dólares, apenas el 10 % o menos es lo que reciben en compensación los pacientes realmente damnificados, y en general con muchos años de retraso.

Cabe como ejemplo tomar en cuenta que en nuestro FRP en los últimos 10 años como producto del gerenciamiento del riesgo, honorarios de abogados, peritos, personal administrativo, gastos administrativos, costas de juicios ganados, seguros o coaseguro, acuerdos y mediaciones, se lleva gastado más de 5 millones de pesos,... y no se ha pagado ni una sola sentencia, porque todavía no perdimos ningún juicio con sentencia firme. Esta es una demostración clara de que el mayor porcentaje del dinero de la "mala praxis" se lo lleva el proceso y no los posibles damnificados.

El gran público que no conoce esta "parte del iceberg", sin saber paga el costo del negocio de la mala praxis, cuando va al hospital y no hay insumos, profesionales o enfermeras suficientes para su atención, o cuando paga la cuota de su prepaga que se incrementa por este motivo en no menos de un 10 % o más si tomamos en cuenta el costo de la "medicina defensiva". O cuando tiene que atenderse en clínicas o empresas de salud que ven encarecidos sus costos por esta causa, y que para poder subsistir a las enormes tribulaciones financieras reducen progresiva e irreversiblemente la calidad de sus servicios. De una forma u otra el usuario del sistema siempre termina siendo la variable de ajuste.

Es imprescindible considerar que en todo este complejo fenómeno, el médico, a pesar de que le cabe cierto grado de responsabilidad, termina siendo el "pato de la boda".

Como ya se ha expresado y es de público conocimiento, la enorme mayoría de los juicios termina con "el triunfo del médico", pero el mencionado triunfo solo es en el terreno de no abonar un monto indemnizatorio o no quedar inhabilitado para trabajar, porque en el caso de que el demandante haya recibido el beneficio de litigar sin gastos, ( lo que ocurre casi siempre como si fuera condición "sine qua non" para un juicio por mala praxis) el médico "triunfante", sino tiene un fondo solidario que le de cobertura, deberá pagar los honorarios de su letrado y los gastos de las pericias oficiales, que en definitiva también lo paga el médico con sus aportes al fondo de resguardo.

En todos los demás terrenos el médico aún ganando el juicio, pierde. La lista de pérdidas es extensa, y no se puede medir solo en dinero, aunque a la larga el costo económico es grande.
Se pierde tiempo en conseguir los elementos de prueba, en planificar con el abogado y el consultor técnico la estrategia de defensa y en asistir a las audiencias designadas por la justicia. Se pierde bienestar psicofísico y calidad de vida al pasar varios años con la incertidumbre por el futuro profesional y económico, resintiendo la vida familiar y la propia salud.

Se pierde prestigio porque colegas y pacientes, al enterarse de la situación y desconociendo los pormenores y entretelones del caso, tienden naturalmente a sospechar de su culpabilidad.
Se pierde tranquilidad de espíritu y se pierde entusiasmo en el ejercicio profesional al temer que cada nuevo paciente represente un nuevo juicio, lo que lleva a rehuir la participación en casos difíciles o eventualmente comprometedores, apareciendo en juego la llamada "medicina defensiva", etc.

Podemos superar la demanda, podemos superar el juicio, pero cambia para siempre la actitud del médico frente al paciente, considerándolo, no como a una persona que necesita de nuestros servicios para aliviar su dolencia, sino como un potencial enemigo, y esto también se traduce en un terrible costo social .

Todo lo precedentemente expuesto deja en claro que este fenómeno de los juicios por mala praxis además de ser una seria amenaza para los implicados en forma directa, traslada sus efectos a todo el sistema de salud, dejando de ser un problema sectorial, para ser un problema de la sociedad que necesita de soluciones de fondo.

Lamentablemente nuestros políticos y gobernantes sumidos en la inmediatez de lo coyuntural y lo eleccionario dejan de lado un problema que inexorablemente se va a agravar con el paso del tiempo.

Es importante considerar que el respeto a ultranza de las libertades individuales muchas veces va en detrimento del bien común.

No hablamos de impunidad para los médicos; nuestra intención es tratar de mostrar la realidad de este fenómeno, ya que creemos necesario e imprescindible el advenimiento de una legislación acorde a la gravedad de la situación, que enmarque la problemática de los juicios por responsabilidad profesional médica, dando reglas claras y más justas que cambien un fabuloso negocio para unos pocos en un reclamo real y justo.

Dr. ALEJANDRO VERGER
Coordinador FRP


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